El jardín es un lugar perfecto para desconectar y relajarse. Olvidar las estresantes rutinas diarias y tratar que nuestro ánimo se eleve un poco. La horticultura se usa en algunas clínicas psiquiátricas como terapia para tratar la depresión. Pero no sólo el hecho de ensuciarse las manos puede ser bueno para nuestro ánimo, también qué cultivos y después consumamos nos ayudará a estar mejor. te mostramos a continuación diez alimentos con un reconocido contenido de compuestos antidepresivos.
La acelga es muy rica en magnesio, un mineral cuya escasez se asocia a los estados depresivos. Se puede sembrar en verano y tendremos producción hasta el invierno. Prefiere el pleno sol aunque también se puede cultivar en sombra parcial. Podemos cultivarlas incluso en jardineras o macetas, dos o tres semillas por maceta de unos 30 cm de diámetro y 30 de profundidad.
Las patatas azules contienen un principio llamado antocianina que es el responsable de su curioso color. Además es un poderoso antioxidante, antiinflamatorio y actúa también en el nivel cognitivo. La piel es rica en yodo que tiene una gran importancia en el funcionamiento de la glándula tiroides. Se cultivan del mismo modo que cualquier otro tipo de patata.
Los tomates cherry como todos los tomates contienen licopeno, un fitonutriente que evita la acumulación de compuestos inflamatorios. El licopeno se concentra en mayor medida en la piel del tomate. El tomate cherry al ser más pequeños tienen mayor relación de piel que otros más grandes y esta es más fina y fácil de comer. Cultivaremos los tomates cherry como todos los que conocemos pero además por el tamaño de la planta es más sencillo cultivarlos en macetas o en un jardín pequeño.
El caupí o judía de careta es una legumbre con un altísimo contenido de folatos. Se cree que el ácido fólico juega un importante papel en la creación de la dopamina, la serotonina y la norepinefrina, tres sustancias químicas del cerebro imprescindibles para su correcto funcionamiento. Necesitan días y noches cálidas durante el verano así como mucho sol y agua. A los tres meses de su cultivo ya podrás recoger las vainas tiernas, se pueden consumir así o dejar que sequen y usar como cualquier otra legumbre seca.
El orégano tiene ácido cafeico, quercitina y ácido rosmarínico, tres principios activos que combaten la depresión, la fatiga y la ansiedad. Su cultivo es muy sencillo tanto en el jardín como en una maceta.
Las semillas de girasol son una gran fuente de fenilalanina, un aminoácido que el cuerpo convierte en noradrenalina. Necesitan un lugar bien soleado y tierra con buen drenaje, se cultivan al acabar el invierno y en verano ya estarán a punto para cosechar las cabezas.
La manzanilla, al igual que el orégano, es rica en ácido cafeico y quercitina. Tomada en infusión resulta muy agradable y gratificante. Es mejor cultivarla en contenedores pues puede resultar invasiva si la cultivamos directamente en el suelo. Dejaremos las macetas en lugar soleado y la sembraremos justo después del invierno.
Las semillas de la onagra tienen unos altos niveles de triptófano que favorece la formación de la serotonina. En otoño será el momento de recoger las semillas de la onagra. Es una planta muy fácil de cultivar y muy resistente y tolerante a la sequía.
La lavanda no es necesario ingerirla para que nos ayude a mejorar el estado de ánimo. En este caso es su aroma el que nos ayudará a encontrarnos mejor. La lavanda precisa de una buena exposición al sol y de un suelo bien drenado. Las flores de la lavanda inglesa pueden usarse en la preparación de platos y ensaladas.
La hierba de San Juan es el antidepresivo de origen vegetal más conocido del mundo. Una infusión realizada con sus hojas y flores ayuda mucho a mejorar nuestro estado de ánimo. La cultivaremos en primavera, en contenedores pues también es una planta invasiva, y en verano ya comenzaremos a ver sus primeras hojas. Las flores no aparecen hasta el segundo año, es una hierba perenne que aunque desaparezca durante los duros inviernos volverá a brotar.
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